23 diciembre 2006

Mis saludos

El destino siempre es curioso. Hoy me ha vuelto a llevar a ti. Después de tanto tiempo sin palabras, después de inviernos y jardines floridos, después.

Y una vez más la magia. Y una vez más nos pensamos al mismo tiempo, yo dudando entre el frío y la niebla, tú nadando en lagos entre volcanes. Hace un año… ¿O hace tres? No recuerdo la fecha, pero sí las hojas doradas de los árboles, La Frontera, El Gernika en la pared del mundo. Hoy quise buscar de nuevo la orilla de la mar. Sin querer, quise pensarte. Y fui a tu casa para dejar el aire de mi presencia. Pensé en un color verde, pensé en recuerdos, pensé en hermosos e intensos momentos de un invierno pasado. Pensé tanto que al llegar a casa no me sorprendió oler tu perfume, ver tus zapatos en el pasillo, recoger las palabras que dejaste tendidas en el cuarto como se dejan las sonrisas en los parques al sol. Sigo sin saber de qué color son tus ojos. Pero me siento igual de cercano a ti que cuando me lo preguntaba.

07 junio 2006

Sin ti.

¿Qué haría?
Triste y vencido
en los atardeceres blancos.
¿Qué haría?
Sin tu cintura de música
ni el voto de tu mirada,
cuando la noche venga para dormirme.
¿Qué haría?
Y cuando sienta otro aliento en mi nuca desnuda
donde el tuyo construyó el color,
y otras manos surcando mi piel estéril
donde tus manos sembraron vida,
u otros labios
u otra risa.
¿Qué haré,
amor,
doliente y rendido

sin encontrar tu abrazo cada día?

30 mayo 2006

El baúl y el desván.

Foto: Plenilunio de Agosto.


Hoy el destino quiso llevarme bien lejos
y yo me dejé llevar,
por supuesto,
al lado de aquel viejo baúl
abrigado en un olvido polvoriento.
Dentro había una libreta
llena de sueños viejos como el soñar
escritos de mi puño y letra,
de mi caminar.
Dentro había una canción de estrellas
y una luna llena
y una cita con la eternidad.
Dentro estaba mi futuro
trazado con un soplo del acaso,
del quizás.
Dentro estaban, sin quererlo,
las letras que en tus labios
ahora me hacen respirar.

26 mayo 2006

¿Por qué un tendal en plena calle?

Torre del oro. Sevilla. En la primavera del sur.

En una de sus pinzas colgaría un papelito con tu nombre, para que todo el mundo sepa que es a ti a quien amo. Junto a él un sol dibujado con el pulso incierto de los niños, con su sonrisa y sus rayitos amarillos. Y un prado y una casita con humo en la chimenea. Y un perro que siempre mueva el rabo de contento.

En otra colgaría mis vergüenzas, para que dejaran de serlo, para no tener que guardar nada en los bolsillos.

En otra los silencios, los que hacen daño, los que no se esperan ni se quieren, para que sequen al sol, para que nunca más hieran.

Me harían falta algunas para colgar las risas y los sueños. Las risas para que sigan creciendo, los sueños para que sean libres.

Dejo algunas vacantes para ir colgando lo que este corazón pueda necesitar. Dejo algunas vacantes para otros corazones y otras fantasías.

18 mayo 2006

Palabras.

Ría de Villaviciosa, Asturies.

No sé qué decir en mañanas como estas. El amor no me deja pensar a veces, a veces las dudas, a veces el miedo. No sé qué decir cuando quiero tener en las manos el olor de aquella mañana al sol en el banquito de madera de aquel bar con vino amargo y un gato que vino a jugar en mi regazo, no sé que decir. Me suelo creer que todo está ya dicho, que una caricia es más elocuente que un discurso sobre el amor que te tengo, que un beso une más que cualquier puente, que mis manos escriben en tu piel las letras suficientes. Me suelo creer niño entre tus ojos crecidos, niño que espera siempre caricias, niño que quiere por que sí, niño que duerme sobre tu vientre. La nana de tu pensamiento, cerezas silvestres, luces en el cielo de tu boca, palabras, palabras que respiro y lloro, y anhelo y regalo, y siempre, siempre, espero por que sí.



06 mayo 2006

A mi lado.

¿Por qué un silencio espeso
cubre los campos
cuando te acuestas?

¿Por qué mi corazón se alegra
cuando vienes
en la hora de los besos?

¿Por qué cuando tú caminas
todo parece más cerca?

¿Por qué si tu boca habla
de las flores

la primavera despierta?

13 marzo 2006

Pereza, el séptimo pecado.

Cuántas veces quise amarte. Te veía caminar sin saber aún que eras tú, sin adivinar que tus palabras hablarían de mí, sin imaginar mi pensamiento enredado en tu pelo y bajo tu ropa de colores. Es tan suave tu ropa que me gustaría ponérmela siempre como me pongo tus pensamientos y tu risa. Me gusta salir con ellos a pasear cuando me voy por la calle donde nos conocimos, y también cuando me voy por otras calles sin nombre por las que sólo paseo yo. A veces me visto con los pensamientos de avanzar pese a todo y para siempre, a veces con los de es tan difícil que no sé qué paso es el siguiente, a veces con los de es primavera y tus ojos y tu mirada y la música de tu piel es suficiente para vivir, a veces con otros que tampoco tienen nombre ni colores. Cuántas veces quise tocarte, cuántas veces te soñé, cuántas veces te diré que una mirada me trajo a este mundo en el que aún antes de saberte tenía ganas de tu percepción dulce de la vida y de mí, de tus caricias mientras la luna nos miraba reflejada en aquellos vidrios antiguos, del alba y de las nieves en aquellas montañas que también como yo, con pereza, se niegan a marchar cuando el sol entra por tu ventana.

05 marzo 2006

Recuerdo.

En la ventana de un cuarto que tomé prestado una vez. Verano de 2005.

"¿Por qué tanto silencio?" Le pregunté.
Me respondió: "Los besos que casi se dan se acurrucan en un rincón del olvido..."

08 febrero 2006

Cuando no estás.

Cuando tú no estás la mar es arisca,
la noche es larga,
las penas gritan,
las palabras se ahuecan.
Cuando tú no estás me siento ajeno.
Cuando tú no estás, amor, no me atrevo a mirar
por si no me hallo en mis sueños.
Cuando tú no estás no hay fiesta en los labios,
no hay manos tranquilas,
no hay piel que me cante una hermosa canción,
ni ojos que miren matando de vida,
ni ojos que brillen,
ni ojos que digan cómo es la alegría.
Cuando tú no estás, amor, la mar es arisca.

07 febrero 2006

El otro viaje.

Santa Clara, provincia de Villa Clara, Cuba, en la plaza del Che, a quien el pueblo ama con valor. Enero del 2006.

Si cierro los ojos aún veo el brillo de las miradas, el orgullo de las ideas, la rabia, el ánimo, las palabras.
Si cierro los ojos aún veo las calles, el viento cálido, el amor, la confianza, el olor del mar, horas de conversación.

Si cierro los ojos aún veo la casa de Omar, la risa sin dientes, las lágrimas que aprendí a llorar, juegos de acera descalzos, colores que no sabía, trabajo, canciones.
Si cierro los ojos aún veo miradas que no se me quitan de la cabeza…
Fue un viaje largo, quizás duró siempre, para aprender que no es fácil entender. Para aprender otra risa y otro llanto nuevos, otro mundo del que ya no se puede volver si no es abriendo los ojos.

20 enero 2006

Mis rosas.

La enorme puerta verde de tu portal.
El tiempo que se paró durante un segundo.
Una vela naranja.
Los dedos de tus pies entre mis dientes.
El olor de tus rodillas.
La noche que no quiso terminar.
Norah Jones acariciando el aire.
Miedo.
¿Miedo? Para qué.
La piel de un gemido, o de un suspiro, o de aquello que se instaló en nuestra vida, la que cambió desde entonces, la que no se esperaba llegar instantes antes y era tan esperada.
Aquel piano.
Aquel deseo.
Tu olor de mares desconocidos.
Los dedos de tus pies.
Una mirada delgada como un hilo de luna.
Un paraíso.
La enorme puerta verde de tu portal; Tras ella un mundo que recibo como el sol para las rosas de mi vida.

03 enero 2006

Palabras de compartir.

Brillarás conmigo
luz de tantas luces
tantas veces nombrada.
Correrás en mí
agua para beber
de quien bebe mi mirada.
Brotarás mi vida
pan que me das de comer
comida para mi alma.



Estas palabras son para Aynna, ella sabe por qué. Un beso y mucha fuerza para seguir el camino.