18 junio 2005

En esa hora.


Amanecer.

He visto muchos amaneceres en aquella ciudad extraña. Seguramente ya sabes que me gusta pasear a esa hora en la que se mezclan tantas cosas, gente que vuelve y gente que aún va, luces y sombras, desgana y deseo de vivir, pasos y descanso, silencio y oleadas de palabras. Siempre a esa hora fría me hago la misma pregunta sin solución, siempre camino sin saber si voy al día o vengo de la noche. Pero siempre camino. Siempre pregunto. Siempre dudo como dudé del amor y de las cosas que eso significa. Recuerdo sus manos corriendo por mi espalda, es cierto, pero a la vez, como en esa hora, también corrieron por mi dolor. Y sus te quiero viniendo de la noche se hacían como en esa hora indiferencia de día recién amanecido.
He visto muchos amaneceres en aquella ciudad extraña, y en la anterior, y en ésta en la que vivo. He visto amanecer tantas ciudades mezclando instantes, que mi pregunta cada vez es mayor.

13 comentarios:

Unknown dijo...

A mí lo que me maravillan son los atardeceres, oh! el ocaso. Cuánto diera por verlos a todos.
Ese momento en que el sol se ha ido pero queda su luz, la hora de las hadas, dicen.

Anónimo dijo...

El amanecer, junto con la puesta del sol, es el momento más mágico del día. Cuando empieza a somarse el sol, y vemos sus primeros rayos llenando el cielo con colores indescriptibles, que nos hacen pensar en cosas maravillosas y en recordar esas otras que también son o no son maravillosas, pero que sucedieron y que no podemos olvidar...
Es estupendo que tengas tantos recuerdos. Besos.

Anónimo dijo...

Tus amaneceres, tus preciosos y queridos amaneceres... La hora mágica de las hadas. No dejes que tu pregunta siga creciendo, deja que te la contesten ya, seguro que quieres que lo hagan.
Besitos.

Anónimo dijo...

Los amaneceres despiertan las dudas que han ido soñando con la noche. Muy bello amanecer el tuyo. Saluditos

marze pac dijo...

bello amanecer... como siempre buenos tus post

Tristán dijo...

Con qué ciudades sueñas, Jaime? Te cuento que soñé una muy peculiar. Damasiado vericuetos y demasiados túneles. Demasiados desniveles y balcones al ras del suelo y puertas al raz de los faroles. Más que sufrir por acostumbrarse uno al tránsito de esta ciudad, era vanagloriarse por saber que un tránsito tan loco no era ningún problema para vivir en paz... En esta ciudad no había estrés. Creo que ása es la ciudad con la que sueña uno, Jaime. Cero estrés la condenada, y grande, y cosmopolita, y al mismo tiempo abrazando a todos por igual... "Una ciudad en la que quepa todo el mundo" rezan los hinduístas. Algo así sería esa ciudad.

Fab Llanos dijo...

para mi, los amaneceres en mi ciudad me despiertan con firmeza hacia la realidad, que casi siempre es buena. Los atardeceres son más empalagosos, para divagar, con brisas cálidas y humedades mediterraneas que te hacen divagar.

Anónimo dijo...

Me encanta tu forma de escribir.
¿Cuántos amaneceres hasta llegar al único?

Anónimo dijo...

Porque el Infierno no existe más que en el deseo...y ese camino adquiere un tono elevado al rojo crispador y a la máxima potencia de la lujuria.
Besos

lemonpiegigante dijo...

siempre es mas lindo ir que volver del amanecer (excepto que hayas ido en el atardecer, y ahora vuelvas, no?).
Hermosa la foto.

Anónimo dijo...

Un amanecer evocador de otros amaneceres, gracias por esas letras que despiertan sensaciones. Un placer, Jaime, como siempre.

carolina dijo...

he tenido amaneceres que me abren un mundo...

Jaime dijo...

Muchas gracias a todos por pasar por aquí y dejar esos maravillosos comentarios. Cada uno es una idea distinta, una duda nueva, o una respuesta que no se sabía.
También gracias a quienes pasan y prefieren no comentar.
Besos y saludos.