31 marzo 2008

Sin título.



Ella nunca había vivido en ciudades de tejados rojos. Durante años nos habíamos hablado así, entre los largos besos y el olor a trementina de Neruda, y la lluvia inmensa, y los ojos encendidos sobre el océano. Noches como gatos enroscados a los pies del fuego de la estancia, horas inamovibles como inquilinos de un mismo pensamiento. Tanto tiempo y tanto silencio sobre las palmas de las manos, creciendo, en latidos extensos y prolongados de deseo. Jamás. Jamás logré saber de qué color eran sus ojos para jamás poder ver bosques que me los recordasen, ni otoños que los borraran.

29 marzo 2008

La casa ciega.

¿Por qué mi casa no tiene ventanas?

¿Por qué entre mi y fa sólo hay medio tono?

¿Por qué un biquini en la maleta en pleno marzo?

¿Por qué las estrellas están tan lejos?

¿Dónde estás cuando no estás?

¿Y yo?

¿Por qué escribo a pesar de no querer hacerlo?

¿Por qué las canciones se cantan de pie?

¿Por qué me llamas y salgo a decirte que no estoy?

¿Por qué el amor es azul?

¿Dónde vas cuando no vienes?

Te deseo.