Fue difícil marchar. Nunca aprendí a irme, al menos no del todo. Cómo se puede marchar completamente sin dejar allí un rastro de lágrimas o un trozo de alma. Cómo marchar completamente cuando el olor dulce de su cuerpo juega aún entre mis dedos, cuando se sienten los besos pegados por dentro a la piel, cuando se cierran los ojos y todos los caminos conducen a su espalda, cuando se escuchan palabras sin voz que vienen de su boca.
Fue difícil. Ahora estoy aquí y a la vez aún no vine, porque sigo maullando enroscado en su vientre, sintiendo su respiración que mece mis sueños y mis manos. Las manos de tocar, las manos de crecer, las manos de hablar cuando enmudezco, las manos.
Fue difícil, pero ahora por fin sé por qué se llora cuando no se llora de tristeza.
16 octubre 2005
14 octubre 2005
Nubes.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)